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Antes que inicies:

Escucha, sabemos que esto puede ser incómodo, intimidante y/o aterrador, pero no te preocupes, estamos aquí para equiparte para esto. Comencemos repasando algunos consejos que te ayudarán a prepararte y a desarrollar confianza antes de que la conversación siquiera comience.

Respira

Antes de que empieces a hablar, detente y respira hondo. En serio. Haz esto con nosotros por un momento. Cierra los ojos y sé consciente de los latidos de tu corazón. Inspira….y espira… ¿No te sientes ya un poco mejor? Esto se debe a que los estudios demuestran que la respiración profunda es realmente tranquilizante para el cerebro. Genial, ¿cierto? Si comienzas a ponerte nervioso o estresado en cualquier momento de este proceso, simplemente haz una pausa y respira; en realidad te ayudará. Tú puedes hacerlo. ¿Crees que puedes?

Encuentra tu por qué

¿Cuál es tu “por qué”? Antes de comenzar la conversación, trata de hacer una pequeña introspección. Profundiza e intenta comprender la razón por la que es importante que discutas esto: puede ayudarte a saber cuándo y cómo iniciar la conversación. Considera escribir tu “por qué” o hacer una lista de razones. Si la conversación se descarrila o te quedas sin impulso, siempre puedes volver a tu “por qué”.

Diálogo vs. Monólogo

El objetivo es tener una conversación, así que mientras te preparas, recuerda que no te estás preparando para dar una conferencia. La clave es estar verdaderamente preparado para hablar y escuchar. Toma en cuenta que aunque tu estés preparado, la persona con la que estás hablando puede sentirse sorprendida y que lo has agarrado desprevenido. Si aún no están listos para hablar, está bien darles un poco más de tiempo para que también ellos lo piensen. ¿Estás dispuesto a tener más de una conversación sobre este tema en caso que una conversación no cubra la totalidad de los temas y/o se desvíe la conversación.

El objetivo es tener una conversación con tus padres, y eso significa que tú hablarás y ellos también. Estar preparado para que ellos respondan te ayudará a mantener tu valor y continuar la conversación. No te preocupes, te daremos muchos consejos para que esta conversación sea lo más directa y fluida posible.

La meta es tener una conversación con tu hijo o hija, así que mientras te preparas recuerda que no te estás preparando para dar un discurso o conferencia. La clave es estar preparado para hablar y escuchar. Ten en cuenta que aunque tu estés preparado, tu hijo o hija puede sentirse que los has agarrado desprevenidos, podrían resultar sintiéndose asustados o incluso avergonzados. Revisaremos los consejos para ayudarte a prepararte para hablar con ellos, pero no te preocupes ¡siempre podrás tener más de una conversación sobre este tema!